miércoles, noviembre 25, 2020

Diego

Indomable como sudestada,
ácido como limón tucumano,
tierno como pastizal de pampa húmeda
una mañana llovida del rocío de la noche,
oscuro como el Río de La Plata,
ruidoso hasta en silencio como Gran Buenos Aires, 
tosco y leal como los tanos del sur, león herbívoro, 
Robin Hood de Fiorito, barrilete cósmico,              
¿De que planeta viniste?

En aguacero repentino de noviembre
te fuiste a morir, y con vos algo de mí, 
parte de mi pueblo murió también 
porque fuiste un nadie y fuiste un todos.

Petiso negro pobre zurdo 
mersa grasa cabeza peronista: 
convertiste tus estigmas 
en superpoderes.

Tu vida, prueba irrefutable
la fuerza del amor
existe.

lunes, noviembre 23, 2020

Primavera

Es primavera, y el llorar de las tipas 

detona mi alegría húmeda, potaje blando

en derrame casual sobre Alvarez Thomas.

Es lo que soy, y no me arrepiento de todo.


Crepó la medialuna del silencio, anochecita 

nomás; el ruido temprano saturó las clavijas

pero sobrevino una calma bulliciosa de vos

cuando una foto -algo hippie- se proyectó.


Hasta diez mil conté en grito peludo, flama

aturdida; el pestillo de mis recaudos en pausa.

Oscurelli y panzallena un marinero en bicicleta

fui esa noche en que sobre Abasto alunicé.


Cantame una canción de sofá cama, primavera;

afuera es todo aroma a jazmín dulce y triste

y no son horas de olvidarse en la calle el corazón.


Con un caldo de porvenir quiero hervir, hueso

flotante, y bañarme en esa savia de cielo y ciudad, 

entregado de pleno coco a un deseo sinrazón.

miércoles, noviembre 04, 2020

Suspiro limeño

Un suspiro limeño acompasa el tiempo mientras

cabildeo la peregrinación hacia un mar de fuegos;

cremoso y dominguero, acribillado con besos torpes

me corto un destello al picar cebolla, por distraído.


Trastes tristes truecan tres trompas de elefante

o al menos así decodifico el susurro del viento

cuando fiero irrupme en el living, guaso y chacal;

armo un cardúmen de mis manos y el gualicho se va.


Condominio delimité al quemar las naves

sinfín con lucro en materia de amor

calidez especial, cáctus noble de abrazar.


Absurdamente apacicigué mi mirada

altanera derramaba su ataviado candor

mas otro mañana construyo lento al cantar.

viernes, octubre 16, 2020

15 de octubre

Una familia canta un felizcumpleaños apócrifo

en un parque suburbano en torno a un niño sonriente;

Un balcón vacío mira hacia adentro de un salón

destartalado, brillante escenario de antaño 

para mariachis y cantoras; un triciclo rueda 

sin conductor, por inercia o quién sabe 

qué fuerza extraña lo impulsa, gatos miran tiesos 

la juntura de techo y pared; una señora peluquea 

las plantas en vivero de barrio, raíces viejas

enterradas hondo en calles que fueron de barro

y piedra de un pueblo llamado "El Talar"

habitado por cazadores de eucaliptus 

e imitadores del zorzal, restos caen como gotas

hacia un río revestido de hormigón.

jueves, octubre 08, 2020

Gabo

A bordo de un ómnibus de larga distancia

destartalado y maloliente -¿qué importaba?-,

atravesaba un desértico campo provincial

en el noroeste; en mis manos un reproductor

de mp3 desde el que partieron tus canciones:

"Todo lo sólido se desvanece en el aire".

Venía yo de haber amado, temido, partido,

tanta juventud a cuestas como ausencia de palabras

permeables de ubicar la emoción en sitio honesto,

recuerdo como mi cabeza, literalmente, se abría 

y atrás quedaban el tiempo y los mojones ruteros.

Supe entonces que algo en mí había cambiado 

para siempre.

viernes, septiembre 25, 2020

Qué plato

Soy un tero tropical de la mañana,

deformado por el azar y ataviado en derredor; 

un calígula espeso y tántrico con el fuego, 

tan mineral que amasija; paso el peine 

por los días y la pregunta por qué es todo esto 

me asalta en la mirada: señuelo poderoso,

altanera esta orfandad bolacea hasta el cansancio,

planicie donde encontré un conchabo para saldar

mis deudas con el amor, una caja de sorpresas, 

un traspié multicolor, 

cuatrero en altamar: 

qué plato.

viernes, septiembre 18, 2020

Clueco

Cada vez más sumerjo en esas ollas 

donde la carne se me tostó varios veranos

sonrío clueco, dorada al sol crece mi cresta 

enmarañada de piquillines, un cauce crecido 

aunque lento trae piedras de las altas cumbres 

cargadas de eléctricas leyendas susurradas

por jotes y chiflones al planear bajo ante mis ojos

entreabiertos, y conversamos. 


Una tarde de enero en las sierras de Córdoba.

jueves, septiembre 03, 2020

Los días de la bicicleta

Teresa sonríe frente al cacto, de cara al sol
mientras baldea la vereda. Flotando paso,
enhebro los días, a bordo de mi bicicleta.
Yo la saludo y aunque sea la primera vez
es como si fuéramos vecinos o amantes
¿La iré a encontrar esa noche en la milonga?

Su camisón blanco agiganta la libertad
no la perdimos aunque tanto nos cuesta
es colectiva o es una farsa, me digo a pedal.
Trompetas suenan mientras deslizo el cuerpo
en esas dos ruedas soy barrilete y remonto
planeo unas calles que parecen bailar.

Torcacita de Chas, jilguero de Agrono,
díganme algo que me haga olvidar;
un rato de abrigo es un aguacero de sol.
Placebo del alma te quiero y te adoro,
me deslizo hasta el río para lejos mirar;
sobre ese horizonte remojo las penas

miércoles, agosto 26, 2020

¡Sayonara idiota!

"¡Sayonara idiota!" gritó el ponja Luis

desde la tintorería Tres Marías 

en una esquina de Florida Oeste

aquella tarde de verano con ochenta grados

a la sombra de un naranjo.

En un pase de magia del destino

crucé volando en mi nave, apelmazado,

y mientras contaba el ganado de mi vida

cuatrero lagrimeé la bella melodía;

sentí que estaba en algún rincón 

del corazón, mondongo aquel, salado

por las lágrimas de un cocodrilo

habitante de los remotos rincones 

del partido de Vicente López.

jueves, agosto 13, 2020

Beso de río

Llegué con mi último esfuerzo 

hasta el límite donde termina la tierra 

y empieza tu beso; 

estabas aunque oscuro tan diáfano

que no pude sino preguntarme 

en voz alta ante la indiferencia

de un pescador solitario:

¿cómo puede un río ser tan ancho 

que es imposible ver una orilla 

desde la otra?

Sólo vos sos pudiente de 

tal atrevimiento, marrón monumento 

a la historia que, como ella,

se mueve en constante flujo 

de pleamares y bajaríos. 


Convergen en vos los sedimentos

milenarios del cono geográfico suramericano

con el cortante frío continetal atlántico 

subiente desde el confin sur del mundo,   

estuario bravo donde se bañan los dragones,

único cementerio de muertos sin descanso 

vivos en los pasos y los carteles, cadáveres

incómodos, capaces de dibujar un futuro.


Aunque la ciudad -que antes bailó con vos

el bolero enamorado de tu aire denso 

de terrosa humedad- hoy te de su espalda  

me detengo a mirarte en silencio 

y me animo a pedirte algo

en secreto porque vos

sos la única deidad

a la que rindo

culto y rito.


Río de la Plata   

  


sábado, agosto 08, 2020

Seismil

Dispuesto a zambullir 

mi cuerpo baboso de molusco

en la espesura ardiente 

de un nuevo té con leche 

me asalta repentina acaso una revelación: 

Soy un náufrago en la ciudad. 

Disfruto de una cruda soledad salvaje 

perdido entre la mansedumbre 

de un temerosa y citadina multitud

plegada sobre sí como un caracol 

en su coraza de olvidar.

Aunque estoy entre estas cuatro paredes 

excedidas de yeso, el viento corre 

como si fuera yo una roca volcánica 

que rueda irregular por la piel húmeda 

de un pico cordillerano -¿acaso un seismil 

catamarqueño?- bañado por las nieves eternas 

que untadas sobre el filo oxidado de su ladera 

invitan a asomar mi pescuezo larguirucho 

hacia la ilusión insondable del próximo verano.

jueves, agosto 06, 2020

Vilardebó

Ayer: la ciudad amaneció cubierta de humo 
y yo colgué como mono de una rama de anís 
estrellado
crecida de entre las rajaduras de baldosas 
en un camino al tiempo que pasó y no volverá 
y ya no importa...

Hoy: marco pasos. Son impactos 
entre el monte que resuenan acompasados; 
un colchón de humedad fiera los ecualiza 
en una frecuencia que solo escuchan 
alimañas y fantasmas 
de apellido Sánchez y Gamarra 
o en su defecto, Vilardebó.

miércoles, agosto 05, 2020

Hospital Pirovano

Sobre la vereda cascoteada, una carpa blanca
en forma de túnel abraza una estructura provisoria
con ilusión de abarajar la emergencia;
atrás cae la tarde vieja de Coghlan hacia una aguja
de ladrillos que nace en las entrañas de las cloacas
y trepa hasta cielo abierto; el club El Tábano
reposa cerrado porque es domingo eterno y el mundo
duerme todas las siestas que nunca durmió.
No así la guardia del Pirovano:
Mariana, Lucía, Martín, Emilia y tantos más
juegan su vida a cada minuto
en ese Santuario del Roto y del Averiado
siempre abierto si te dieron un balazo
si te apuñalaron o sos un vagabundo
y no tenés donde dormir la borrachera
de no saber qué día es, si perdiste
el gusto y el olfato, si no te bancás
la soledad o paranoiqueaste, ahí va a estar
escaso de insumos pero duro
de tanto esnifar realidad sobre
avenida Monroe, se erige
la Marilyn de la  salud pública urbana,
trmémulo y dorado Pirovano.

viernes, julio 31, 2020

Por tiempo indeterminado

¿Había llovido toda la noche? ¿O sólo ese rato en que la fuerza del viento movió tanto los árboles, que se escuchaban las ramas caer sobre el suelo de tierra de las calles del barrio? ¿Eso pasó una o dos veces, o fue una constante de aquella madrugada? Lucio tenía un sueño más liviano que de costumbre por esas crudas y gélidas noches del invierno de 1931. Entre penumbras y ensoñaciones los ruidos del mundo exterior, ese que para él eran las 10 cuadras de forma irregular en esa parte de Avellaneda, se intercalaban con las creaciones estrafalarias del pensamiento que habitaba su cuerpo dormido. Luego de unos mates con galleta dura del ayer de entonces partió de su casa rumbo a la fábrica, dispuesto a caminar para despertarse. El frío en la cara, filoso y tajante, lo cachetearía al activar en su interior la fuerza ancestral de la yerba mate al disolverse en el torrente sanguíneo del laburante hijo de inmigrantes. Afuera la mañana era gris, húmeda, implacable. Las calles de tierra, un lodazal sin final aparente, todo uno con aquel río que siempre perezoso bañaba las costas de las tierras del sur. A los saltos, Lucio, chapoteó todo el camino y llegó alegre a su puesto de trabajo, donde dos años más tarde sería visto por última vez, en medio de una huelga que, como la muerte, era por tiempo indeterminado. 

Qué es el tiempo...

¿Qué es el tiempo sino
una mermelada de aguacero
espeso que se derrama
excesiva sobre el borde
de los días; los brotes tímidos
de una planta de interior
al asomarse al pasillo
a ver si llueven pájaros
desplomados por azar;
tanques de guerra detenidos
para siempre entre los yuyos
en algún predio estatal
como piezas de un museo
de la memoria colectiva;
un mástil sin bandera
que flamee recortada
sobre un cielo encapotado
una aguja directa al corazón
de un alcaucil; túneles que
encierran arroyos donde
alguna vez unos señores
del siglo diecinueve
navegaron sus canoas;
un buzón rojo y solitario
en la esquina de mi barrio
un domingo; el mazo de cartas
españolas suspendido en la
vidriera sucia de kiosco;
pedacitos de nylon sobre el té
early grey humeante aquella
tarde que todavía
no pasó?

jueves, julio 16, 2020

Bebop

¿Dónde queda alojada para siempre la tremenda forma de expresarlo todo?
El paisito que me abraza está parquizado de whisky añejo, pócima mágica para camaleones como vos y como yo: nos ocultamos debajo de las máscaras tejidas con la piel para una fiesta popular que siempre está por llegar.
En última instancia tal vez vivir sea danzar en el aire cada día como el bebop de una trompeta que suena en un pequeño antro en San Francisco alguna noche de 1954, o como el bandoneón de Pichuco desgranándose nota a nota al tapizar las paredes de la cabeza de toda una generación.

martes, julio 07, 2020

Rosario

Aprendí que las palabras
No necesitan enroscarse sobre sí mismas
para decir las cosas como son y no todavía.
Decir por ejemplo
que el horizonte se esfuma
entre tus dedos al recortarse
sobre el marco de la ventana
no es otra cosa que plantar bandera
en alguna de mis lunas o sentir
de nuevo todo el sol sobre la piel
en febrero del 93 al quemar
y tallar recuerdos futuros.
Si la vida se te acaba un día
de viento frío del sur, pienso
que quizás fue porque era eso tu canto:
ola polar sentida desde adentro del abrigo.
Siempre cerca tu canción y tu poesía
estuvo de mi, aunque de costado
apoyada sobre la banquina
envuelta en luces titilantes.
Ahora que se apagaron
todo lo que dijiste está
en algún lugar de mi cabeza.
Sé todas tus canciones,
incluso las que nunca escuché.
La sensibilidad ante lo insignificante
es lo más difícil de conseguir.
No se estudia en la universidad.


miércoles, julio 01, 2020

Entelequia

Esta mano
que se desliza por la hoja
como un líquido de denisdad cremosa;
esta mano que suelta
una sustancia rojo sangre
y garabatea grafemas ancestrales
unidos en sus extremos
no es mi mano.
Estos dedos
cáscaras de un fruto seco,
que se endurecen para no quebrarse
ante la inagotable paciencia
que tiene el mundo
para descomponerse
no son mis dedos.
Bajo estas uñas
que no son mis uñas hay metales
hierro fundido, acero, llaves de bronce
entre pequñas partículas gaseosas
y de tierra acumulada
durante excavaciones previas:
todo eso se unta al sol
que pega afuera -una entelequia-
mientras llueven sombras adentro.

miércoles, junio 24, 2020

Potro

El día después de la madrugada
del accidente del Potro en la autopista
que une La Plata y Buenos Aires
yo estaba en un café de Almagro
-era el bar de viejes de Rawson y Rivadavia-.
Tenía quince años y la muerte 
me parecía un viento imposible.
La tv de fondo, clavada en Crónica,
transmitía nonstop el final repentino.
Desde el salón la mirada en imágenes mudas
bajo una cortina de cucharitas y murmullos.
Entonces recordé cuando una noche en Flores
bailé un cuartetazo y -deslumbrado- levité 
impulsado en la mirada a los ojos de María 
que bailaba y se reía y me decía, sin hablar: 
mirá qué ironía.



 

sábado, junio 20, 2020

Madriguera

Todos los días a la misma hora
de la noche
el tiempo se derrama como un solvente
a piacere
cobija entre sus clavos la caricia voraz
con óxido
entre el cielo y la tierra apenas contiene
tu mano
volátil y pringosa de tanto rodar
las calles
llevando y trayendo paquetes de río
y de sal
yo espero la suerte te traiga a mi barrio
cruzarte
con ojos abiertos y dedos en vé
alzades
expropiar la tristeza de tanto penar
sin vueltas
dibujar sonrisas aunque invisibles, feliz
retornar
al lugar madriguera que aún nunca fui.

martes, junio 16, 2020

Ciudad vacía

Una ciudad deconocida:
eso es hoy el lugar donde nací.

Como un pueblo ferroviario
treinta años después
del cierre del ramal
cuya traza guió vagones
de carga prósperos, llenos
de cosecha o manufacturas;
pasaban cada día
moviendo vida, echando humos,
desbordante de esplendor futurista.

Como cuando la fiebre amarilla
diezmó la población, y la civilización
rellenó terrenos del río con basura
para ensanchar sus sueños húmedos.
O como en los años veinte cuando
alguien al ver ese arroyo de cauce arrabal
serpenteante y líquido, entre las calles
de tierra, pensó en vestirlo de hormigón.

Ahora el futuro
es una ciudad vacía.

miércoles, junio 10, 2020

El bajo

Hacia allá está el río.
Lo sé porque las calles
comenzaron a descender
como teniendo pereza
igual a una manzana
al caer de madura.
Está el río, allá.
La vegetación viró verde
oscuro su follaje frondozo
de incontenibles yuyos
nacidos desde el centro
de la tierra se filtran
entre el cemento y pueblan
los irregulares adoquines
un poco más a cada paso.
Para allá está el río.
El aire, enriquecido
con nuevos minerales,
se hizo más denso:
huele a tierra
y huele a agua,
que es igual a decir
que huele a río.
No diviso borde ni orilla.
Invadido su antiguo lecho
por una ciudad y su historia
de familias hacinadas
y reunidas en el living
en torno a alguna esperanza.
Hacia allá está el río.
Desciendo unas calles más
bañado en el atardecer
naranja y frío. 

jueves, junio 04, 2020

Cuelga mi cabeza como res en un gancho

Cuelga mi cabeza
como res en un gancho
del Mercado Central.
Dónde drenar
este deseo ahora sino
en el punto chiquitito
sin audacia ni tenor
esparcido sobre cada
lugar de la casa como
un charco de piedra.

Es mi hogar una cabaña
perdida en el profundo sur,
isla de calor suave rodeada
por una soledad inmensa
y fría: la ciudad vacía.

Kilómetros de aire
tan puro que lastima.


lunes, mayo 25, 2020

25 de mayo de 2020

El momento en que nada pasa
y todo está por pasar,
un refucilo, el contacto
del dedo con la tecla blanca
la copa de un árbol mecida
por la sudestada que viene
del sur, el conteo regresivo
contiene en sí el disparo;
un movimiento leve
de tu ceja hacia arriba
preanuncia el gesto
y las palabras que dirá
tu boca; una piel en la yema
de los dedos al mirar una foto
a la distancia, partículas suspendidas
en el aire ponen en guardia
el olfato, el temporal allá afuera
desde el interior del refugio
junto al fuego; una ausencia
agiganta la presencia, el calor
helado de caminar tierras
desconocidas, cada paso
es una inminencia de lo tremendo
o de lo maravilloso, ver el patio
de la escuela vacío son les chiques
corriendo como partículas atómicas
que estallan hacia los contornos
de la Patria.

jueves, mayo 21, 2020

Cebolla pluma

Soy pluma de cebolla;
atiborrado de un viento barrendero
rehogo todo lo que fui alguna vez.
Me transparento sobre la chapa de los días
al calor cotidiano, dorado en un río
menjunje en fuego corona del tiempo
prístino e indomable corazón de melaza
escondido en un cañaveral litoraleño
a la espera del pasaje de la tormenta.



lunes, mayo 04, 2020

Tres tiempos

Una vitrola a go-go
tocando y tocando



1.

Tomo un tiempo para observar
cuencos trastos bolitas de papel
curvaturas y superficies
en las que alguna materia
puede haberse acumulado
a lo largo de todos los tiempos
son esos fondos de olla donde
nunca llega la limpieza superficial.

Afluentes de la memoria,
corren hacia un sólo lugar.

El mar.


2.
¿Dónde más sino
en ningún lugar, pueden
explotar los callos de los años;
islas raras o archipiélagos
que caminé sin pausa?

Rugosas marcas -hinchadas-
de cada día a borbotones
silenciosos y tremendos
a punto de estallar en
la danza leve de la soledad.


3.
Todo, absolutamente
todo lo que pasó
está en esa viitrola
de fichines noventosos.

Organizados en paletas
van y vienen a botón
los tiempos de los tiempos
cada uno, entre El amor
después del amor,
y Use your illusion II.

domingo, abril 26, 2020

500 metros

Fuego despiadado
es un atómico penacho en mi cornilla
atisa brasas en hilo,
para un caminar quema mis pies
limpia de formas tristes por hoy,
grande el porvenir tenuemente
un tesoro se descubre pero nadie
está, reflejan aviones en tu té verde
caen las bombas recortadas
sobre un cielo plomizo
amarillo por el abril; soplan
vientos de cambio, y algo tambalea,
algo cae, algo queda en pie
algo crecerá, también,
sobre la flor de un cáctus.

Parsimoniosa es
su majestuosidad, sólo lo miro
en sus ampollas veo mis días sucederse
y volver al principio
de un estrambótico panal de sonidos:
tomeros fueyes, vinosos rombos,
ásperas lenguas, dromedarias
pelusas donde prístinas planicies
arrean taciturnas estalactitas
de música y lentas
se descongelan, gotean
fuego verde, hacen charco
quiero chapotear cada sonrisa
que fuiste ya.

Es el comienzo
de una nueva etapa.

miércoles, abril 15, 2020

Tapabocas

Pasa un tipo en bicicleta.

A través del cactus
lo veo claramente.

No tiene cabeza.

Mejor así.

martes, abril 14, 2020

Baño de inmersión

¡Sotreta sos, destino!
apalancás el tiempo
y tras cartón
estirás la cuaresma
con dedos espaciados.

¡Imaginario mi empedrado!
Báñase en hojas ocre
y tallos de paraíso,
llora pelusa el maula:
Un velcro suave une los días.

Pegajoso es el entremés...
Atención, todas las sopapas
¡alerta! han de succionar.

Un orificio se ha destapado
linda lecho, acuático, profundo
bombeo a pedal y saluda la oruga.

lunes, abril 06, 2020

Día 23

Despojado ya de ropajes de ocasion
-disfraz bajo el que recibí
mi educación sentimental-
queda lo que soy, ni tanto ni poco.
Envuelve el otoño y sus partículas
caen sobre la cama; el sol acaricia
mi guarida, refugio de montaña
en la ciudad, es un enjambre
de pelos de gato y capas de piel
que van cayendo una tras otra
con los días.
Como se desgasta el mineral
cuando nadie lo ve, crece;
y el agua corre, danzarina
a través de los brazos del Tigre
hacia el río ancho en que nadan
tantas historias que no fueron
son narradas ahora, distintas
y tamizadas con la densidad
amable de la memoria.
Toco cada cosa, como la vez primera;
recién aterrizado de un viaje
interestelar, hecho de la
materia cotidiana de eso
que se llamaba vivir.
Ahora: cada movimiento,
es procedimiento
y se suceden los días como
oraciones silbadas
en fraseo continuo.



martes, marzo 24, 2020

El barrio en silencio

El barrio, sumido en un silencio poco menos que total.
Ocasionales: un auto, alguien que camina radudamente,
un colectivo carga tres que viajan imóviles,
distanciados entre sí.

¿Cómo serán sus historias?

Verónica tiene 38
trabaja de enfermera
en un hospital público
de Lomas de Zamora
siente en la panza una mezcla
de miedo y orgullo.
Walter atiende el turno noche
del kiosco de Carril y Condarco
de noche habla con zombies
que compran cosas extrañas.
Omar pedalea todo el día
carga una mochila naranja,
cuadrada y enorme,
lleva y trae cosas
de un lado a otro.
Sara lee, lee y lee,
la hoja en la que posa
ahora su mirada: "Hijo,
un animal demasiado solitario
se come a sí mismo".
Estela toma mate
en el balcón, riega las plantas
mientras se pregunta
"¿volverá la vida normal
algún día?".

domingo, marzo 22, 2020

La vida extraña

El potus en su maceta lánguido se deshace hacia un costado
un velador antiguo posa su luz sobre mí cuando lo dermino
gata que deambula majestuosa mientras observo detenido 
una calabaza que alguien talló hasta hacer mate.

Las especias de la India y los hongos
patagónicos, vino rojo sangre,
subrayan un trozo de tela desconocida
que reposa en el suelo,
lo veo de cerca cuando tomo clases
virtuales de yoga.

¿Será distinto en el refugio
de montaña, en plena cordillera
catamarqueña?
¿O el encierro es encierro
en cualquier lado?

Cosas suspendidas en el aire,
la vida extraña.

miércoles, marzo 11, 2020

Persea

Si tu historia es complicada
no te preocupes: podemos hablar
de otras cosas.

O solamente mirar el jardín
caótico que excedido de hojas
ramas y palabras parece decir
alguna cosa, desde el pulmón
de la manzana.

Podemos imaginar
formas posibles de asaltar
el baldío, sacudir las ramas
grandes, luego juntar las paltas
del piso en sandalias.

Luego moler el cafè
con la mirada, oler los espejos
donde posa el reflejo de les niñes
que fuimos alguna vez
y nos gustamos sin decirlo.

Ensanchar la mañana hasta
los bordes del precipicio de los
quehaceres, darle material laxo
total la rutina siempre vuelve
a acariciar nuestro áspero cuero.

Una persea americana, intrusa
en el Abasto, da los verdes
que el corazón necesita para
bombear viento dando impulso
vibrante continuo.

Si tu historia es complicada
no te preocupes: la mía tampoco.


El polvo de los días

Congelar sobre el fuego
un abecedario que contiene
todos los caracteres
alfanuméricos
de mi alma
si es que la hay
tropezadora nata
aunque no afloja
cuando muerde
el polvo de los días.

lunes, enero 13, 2020

Cardo violeta

Si subo lentamente por las calles que me llevan a la Villa Cordobita
encuentro en la mirada de los perros somnolientos un gesto de amabilidad, aunque sea la siesta y todo esté flotando o detenido. A medida que los pasos se suceden uno tras otro, levantan ruido seco y pequeñas raciones de polvo ancestral. Entonces descubro que a pesar de la
suspensión, algo se mueve dentro de  
mi almita barrilete que en trompo gira y se vuelve cardo violeta, abraza al sol y a la lluvia todas las veces que ocurre (son muchas incluso en un mismo día).
Las casas, selladas por fuera a través de persianas bajas, no tienen prisa alguna: ¿Para qué correr? Todo seguirá más tarde en su lugar. (Lo que no, por algo será).
Las sierras están donde siempre cuando la tarde se hace noche y asuma una luna disruptiva.
Voy para tu casa. Llevo queso, palta y vino tinto. No me permito vacilar.
Pienso que el destino es lo que hacemos con las cosas, las palabras y las acciones, hilvanado por algo más.



lunes, enero 06, 2020

Mosaicos Saponara

Un hombre 
con remera azul francia,
pantalones largos 
y mochila al hombro
cruza la avenida 
después de bajar 
del 105.
No mira si vienen autos 
o no, 
Confía que nada malo 
le va a pasar.
Luce enfrascado 
en algún pensamiento, 
aunque su gesto 
no es grave. 
Parece incluso ironizar, 
casi reír, acerca de eso 
que habita
transitoriamente 
su mente.

Apura el paso 
porque el otro semáforo 
cambió y arranca el vendaval 
de motores, 
en segundos tronarán y 
si tiene que haber escarmiento 
lo habrá.

El señor da unos salititos 
para subir el cordón 
y raudo ingresa
en Mosaicos Saponara.

miércoles, enero 01, 2020

¡Puede fallar!

El calor opaco de una nuez que baila
sobre un disco rayado de merengue italiano
me copa.
Atiende en Buenos Aires,
pero está en todos lados;
es un vapor invertebrado y vitalicio,
entumece las dunas al rodear aquel faro
querandí en la reserva de plano
chamamé irregular.
Así de contadictorio es el pejerrey,
otra vez la surtida suerte avisándome:
"El señuelo viene ensombrecido.
Cuidado ameo esto es así de salvaje,
un descuido y a guardar
la sombra de un álamo sin raíz".
¡Puede fallar!