lunes, abril 06, 2020

Día 23

Despojado ya de ropajes de ocasion
-disfraz bajo el que recibí
mi educación sentimental-
queda lo que soy, ni tanto ni poco.
Envuelve el otoño y sus partículas
caen sobre la cama; el sol acaricia
mi guarida, refugio de montaña
en la ciudad, es un enjambre
de pelos de gato y capas de piel
que van cayendo una tras otra
con los días.
Como se desgasta el mineral
cuando nadie lo ve, crece;
y el agua corre, danzarina
a través de los brazos del Tigre
hacia el río ancho en que nadan
tantas historias que no fueron
son narradas ahora, distintas
y tamizadas con la densidad
amable de la memoria.
Toco cada cosa, como la vez primera;
recién aterrizado de un viaje
interestelar, hecho de la
materia cotidiana de eso
que se llamaba vivir.
Ahora: cada movimiento,
es procedimiento
y se suceden los días como
oraciones silbadas
en fraseo continuo.



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