viernes, mayo 27, 2022

Ariadna

 Bajé las escaleras y estabas ahí

paradita sobre el frío de Flores

tan linda como siempre te imaginé

los pies a unos centímetros del suelo

los ojos ebullidos dos volcanes de fuego

nacida sobre el cambio de siglo

aquellos días de revueltas y asambleas

piecita de pensión, bizcocho matero

fuelle al estirarse, lime del futuro

¿qué te hizo llegar hasta la puerta

que abrí esta noche de mayo?

si apenas te había nombrado

un rato antes, después de siglos

Ariadna.

jueves, mayo 05, 2022

La respiración del drenaje

Cuando tenía treinta y cinco años

mi viejo estaba casado y tenía un hijo

con una mujer que en un momento se murió.


Creo que se estaba duchando o haciendo caca

en el baño del departamento de Yapeyú.

No me acuerdo su nombre. No sé si lo supe alguna vez.


Yo no había siquiera nacido pero

lo recuerdo como si hubiera estado ahí:

un imprevisto cambia todo, como viento del sudeste.


No sé cómo hicieron para guarecerse. 

Pienso en los días nublados, las mañanas de sol

cocinar la cena, lavar a mano los calzones, fumar en la ventana.


Viví en ese departamento unos meses 

cuando todavía era la amebita tierna que son los bebés

y la luz blanca alumbraba las flores rosas del empapelado.


Cada día que pasó ví a mi hermano 

pelear contra los fantasmas con una caña de dos metros

pasar rasante sin hablar la misma tierra que yo pisaba.


Desde entonces siento cerca mío

la ausencia anunciada, la respiración del drenaje

esa fuerza tremenda de lo se agota en un segundo. 

 

Después de todo siempre estamos solos.

Las partes de Juan

Mami venga venga

que nadie la entretenga

quien la entretuviese

dolor de panza le viniese

cantaba Betty mientras yo

desde una altura indecible

miraba la Avenida Rivadavia

oscurecida por la noche.

Una distancia terrible

un fogonazo ancestral

la dimensión desconocida

atravesarla era magia negra

gualicho imposible pero igual

detonada de cansancio

llegabas hasta mí.


Busco los huecos 

donde dejé olvidadas

las partes de Juan.


martes, mayo 03, 2022

La desatanudos

Desaté los nudos con vos, María.

Caminé aquella tarde de Agronomía

como único destino un sol vagabundo.

De feligrés me dibujé tornado

remolino de hojas secas mi Talar.

Compré una vela y una estampita

rendido a tus pies, imploré de todo.

Sabiéndote una diosa implacable

sensual de toda fe en tu altar.

Te entregué mi cuerda atascada

atiborrado en un amor que arde.    

¡Bailemos, mery del barrio! 

¡Santa diabla de mi cuore!

¡Espasmito dadivoso de miel!

Hay bingo en el club y yo

brillo de nuevo después de tu beso.