jueves, diciembre 30, 2021

La soledad no es un mal sentimiento

La soledad no es un mal sentimiento;

es como las ramas de un árbol viejo 

en el instante inmediatamente posterior

al abandono de una bandada de pájaros.


El espacio vacío se puede ver claro;

es un contorno fugaz que se desdibuja

con el paso de los días un poco más 

mientras aún el ruido seduce al silencio.


El viento lima los picos del alma 

dibuja curvas, caminos, huecos firmes 

donde posar cada palabra nunca dicha.


El atardecer cae denso sobre balcones 

y un ulular a lo lejos semeja sirenas

al rescate de mí, hoy que el año termina.

 












martes, diciembre 28, 2021

Macedo

Cada año que pasó miré ese camino

pero nunca me animé a tomarlo.

Se abre al costado de la ruta principal:

tierra, barro, irregularidades, alimañas

y un destino incierto en el horizonte.

Esta vez voy a llegar de a pedazos

como se arriba a un puerto deseado

después de una travesía atolondrada.

Te veo en cada paso que doy desde siempre

enroscado en la mirada fiera del espejo.

Voy a llegar, te lo prometo, esperame.

Nunca hablé tan en serio, Macedo.


miércoles, diciembre 15, 2021

Sobre la ribera de Quilmes

Sobre la ribera de Quilmes está tu casa

llego hasta la puerta luego de caminar días

como quien vuelve de una batalla perdida

lamiendo heridas, soltando pájaros

bajo la lluvia ácida de diciembre;

entre carros enclenques de pescadores

juncos y pajonales, calles de tierra mojada

doy los últimos pasos con fuerza ciega

sé que me espera el cielo estrellado

de las noches de verano en tu casa

sobre la ribera de Quilmes.   

jueves, diciembre 09, 2021

Estanque verde que culmina

De tu piel de durazno

brotó el cardúmen de mis besos ocultos bajo el matorral menguante que lloré. 

Tuve miedo que el derrame cremoso de los días de vos me ahogase para siempre. 

Nunca jamás podré integrarme al estanque verde que culmina.

Bajo el suave resuello de un ventilador

Con tu tristeza puedo hacer 

un poema fiero, un cuento breve.

Mojar los pies en el río 

verlos brillar bajo el agua 

alumbrados por un sol delirante. 

Puedo atiborrarme de un hilo tenso 

que me corte la piel dura

clavar un dedo en la tierra 

y esperar a que algo brote. 

Puedo beber tus lágrimas 

picantes en un gin tonic. 

Domesticar mi esperanza. 

Alimentar el miedo. 

Comer mucho y mal. 

Dormir entrecortado.

Inventar una canción 

que hable de cada día 

que pasé mirando la piel tuya 

cavilar estremecida de deseo

y de cómo entonces, deslomado,

estallé en mil pedazos.

Puedo quedar tumbado días 

sin poder sacar la basura. 

Soplar una pestaña de tus ojos nevados. 

Lo que no puedo es surcir mis heridas 

hasta reventar de ganas tiesas 

como alguna vez soñé entre tus brazos 

bajo el suave resuello de un ventilador.