domingo, abril 26, 2020

500 metros

Fuego despiadado
es un atómico penacho en mi cornilla
atisa brasas en hilo,
para un caminar quema mis pies
limpia de formas tristes por hoy,
grande el porvenir tenuemente
un tesoro se descubre pero nadie
está, reflejan aviones en tu té verde
caen las bombas recortadas
sobre un cielo plomizo
amarillo por el abril; soplan
vientos de cambio, y algo tambalea,
algo cae, algo queda en pie
algo crecerá, también,
sobre la flor de un cáctus.

Parsimoniosa es
su majestuosidad, sólo lo miro
en sus ampollas veo mis días sucederse
y volver al principio
de un estrambótico panal de sonidos:
tomeros fueyes, vinosos rombos,
ásperas lenguas, dromedarias
pelusas donde prístinas planicies
arrean taciturnas estalactitas
de música y lentas
se descongelan, gotean
fuego verde, hacen charco
quiero chapotear cada sonrisa
que fuiste ya.

Es el comienzo
de una nueva etapa.

miércoles, abril 15, 2020

Tapabocas

Pasa un tipo en bicicleta.

A través del cactus
lo veo claramente.

No tiene cabeza.

Mejor así.

martes, abril 14, 2020

Baño de inmersión

¡Sotreta sos, destino!
apalancás el tiempo
y tras cartón
estirás la cuaresma
con dedos espaciados.

¡Imaginario mi empedrado!
Báñase en hojas ocre
y tallos de paraíso,
llora pelusa el maula:
Un velcro suave une los días.

Pegajoso es el entremés...
Atención, todas las sopapas
¡alerta! han de succionar.

Un orificio se ha destapado
linda lecho, acuático, profundo
bombeo a pedal y saluda la oruga.

lunes, abril 06, 2020

Día 23

Despojado ya de ropajes de ocasion
-disfraz bajo el que recibí
mi educación sentimental-
queda lo que soy, ni tanto ni poco.
Envuelve el otoño y sus partículas
caen sobre la cama; el sol acaricia
mi guarida, refugio de montaña
en la ciudad, es un enjambre
de pelos de gato y capas de piel
que van cayendo una tras otra
con los días.
Como se desgasta el mineral
cuando nadie lo ve, crece;
y el agua corre, danzarina
a través de los brazos del Tigre
hacia el río ancho en que nadan
tantas historias que no fueron
son narradas ahora, distintas
y tamizadas con la densidad
amable de la memoria.
Toco cada cosa, como la vez primera;
recién aterrizado de un viaje
interestelar, hecho de la
materia cotidiana de eso
que se llamaba vivir.
Ahora: cada movimiento,
es procedimiento
y se suceden los días como
oraciones silbadas
en fraseo continuo.