viernes, septiembre 18, 2020

Clueco

Cada vez más sumerjo en esas ollas 

donde la carne se me tostó varios veranos

sonrío clueco, dorada al sol crece mi cresta 

enmarañada de piquillines, un cauce crecido 

aunque lento trae piedras de las altas cumbres 

cargadas de eléctricas leyendas susurradas

por jotes y chiflones al planear bajo ante mis ojos

entreabiertos, y conversamos. 


Una tarde de enero en las sierras de Córdoba.

No hay comentarios.: