como guerrero extemporáneo
sin dureza en la armadura
se estremece mi corazón idiota.
no sabe ensayar despedidas
menos aún de no romperse
y volverse a armar
y volver a romperse.
como mosca va directo al fuego
encendido en un vuelo kamikaze
decide ignorar su destino
desconocer la inexistencia
de los besos sin final.
como máquina de palabras
programada para hablar
sin descanso y aún así
nunca decir nada.