Sos un pajonal
tan densamente
enhebrado.
Que para entrarte
tengo que contar
hasta once.
Hacerme el guapo
y jugar a que no
me importa.
Pero qué va
si ya me desatornillaste
la armadura.
No tengo escudos
cada pajita
la siento en la carne.
Tan densamente
que adentro quedó
parte de mi sangre.
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