Tomar mate con los ojos fijos en la nada
siendo este un balcón urbano, de vista abierta;
ver llegar las palomas del raciocinio
y posarse por encima del sentimiento.
Reiteración del ritual
cuando la conversión en niño
se produce ante la presencia
del fantasma del amor.
Sobreviene entonces
una encarnación en hombre adulto
dotado del poder de tomar mate
con la vista y el vaivén del corazón
perdidos en la nada.
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Contrario al deseo
el amor se hace desamparo
al instalarse en un hueco
cavado por otras manos.
La pérdida es anterior
está siempre a la espera.