A veces
en el movimiento de verter la pasta de dientes
o en el colgar los pies fuera de la cama
en dejar caer la manteca sobre el risotto
en el golpe del frío sobre la cara a la mañana
al hacer zapping frenético entre la tv basura
al deslizar crema hidratante sobre una piel
en el saltar un molinete lejos del botón
entre sueños delirantes, en un abrazo ronco
viene una mirada perdida que pide amparo
y la añoranza de aquello que nunca fue.
Entonces ahí en el fondo del río
nado entre recuerdos que no tengo
suelto las amarras, pido perdón,
me autoflagelo como un dios roto.
El instante en que brota la sangre
cuando parece que todo se deshace
deviene querencia distinto cardinal
haciéndose espacio me pone a flote
alejada la soledad vieja talla la piedra
a sangre graba un nombre y al verlo
de inmediato veo, lo conozco de antes.
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