jueves, junio 12, 2025

En un segundo el sol estalla y me baña. Enlodado de su brillo se esparce sobre el suelo el recuerdo de los días vividos en otra vida. En una mano la cabeza, en la otra la muñeca. Porque todo tiempo pasado fue peor. Por eso bailo entre las plantas, besando sus hojas, mordiendo sus tallos, regándolas de sudor febril. Poseído y engualichado. Inobjetablemente hermoso. Cada día es más corto que el anterior. No me alcanza la vida para dar todo lo que recorre mi tiempo. Un fuego a través de las arterias como un refucilo por los días, al amparo cruento y sexy de una existencia imposible sobre la superficie redonda de nuestra estrella. Desaturdido, ahora que el olvido trabaja como el viento la piedra. El tiempo de la fiesta permanente comenzó y hace lugar a rituales paganos de purificación. Estas son sus palabras, este su idioma, estas las bocas que besa, este es el metal que marca la piel. El sol que estalla y me baña imprime su fuego en la sangre a través de cada golpe. Este, su testamento.  

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