Sorpresa: el olvido no había triunfado
la estela que dejó aquel verano
es como la de un barco de pescador
que con paso lento y firme dibujó
un surco todavía vivo hacia la orilla
de nunca morir porque siempre pasa
otro pescador, y otro, y otro.
Se mece el corazón
como el vaivén del río
y la canoa que lo atraviesa
al pasar de nuevo frente a mi
es como si fuera todos los barcos
todas las balsas y embarcaciones
que alguna vez trazaron su camino
por esta alfombra amarronada de agua
y de mañanas de sol y de nubes también.
Así dice el canto:
"Tengo el agrado de contemplarte de nuevo
leerte hoy con el entretiempo repuesto
todo lo que escribiste entonces suena nuevo
tus palabras explotan suaves en mi cuerpo".
La espera cobra valor, el trabajo rinde fruto
es el tiempo de la cosecha: festejemos
bailando juntos bajo la luz plata de la luna.
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