martes, junio 15, 2010

En las alturas y encallado

El camino en bicicleta por el barrio se hizo corto.
Los bólidos eran verdes, pintados por nosotros
y enroscados con cintas de colores para hacerlos
todavía más pulenta.

Las calles se iban corriendo para el fondo
como una película de nuestra infancia
el linyera en Hipólito era el mismo de siempre
con menos sol y más sombra de edificio.

Tanos en la calle vendiendo salamín
y la casa de Carolina era luz siempre de noche
Por el kioskito de Quito y Treintaytrés pasaba Hugo con su bondi.

Acá no hay Hipólitos ni Hugos ni linyeras
sólamente un millón de personas en cada cuadra.
Por suerte todas las noches me espera el barrio, en las alturas y encallado.

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