De los manantiales caudalosos que empañan la mirada
de sólo pararse en las proximidades y cantar bajito
recojo algunas gotas nomás para frotarme las manos
despegar así la tierra y el moho de tantos años luz.
Emprender el regreso a un lugar donde nunca fui
es como lamer un zapato al sol o besar un perro hosco
en la turba bajo mi andar se muele el amor en polvo
lo veo acumularse a la vera del camino, huele fresco.
La fantasía es divina pero la vida es otra cosa:
un mosquito dudoso de picar, la lanza desafilada;
detonado entonces llega el tiempo de las truecas
fluir la sangre en un drenaje lento del sarro.
Cada vez el pus es menos hedor, pienso en tanto
las plantas bailan al ritmo de la corriente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario