El río donde se baña mi espera es de llamas
láminas azules de un fuego pleno en la piel
quiebres del corazón hacen ruido de monte
con manos fugaces me doy trampas dóciles
puerto y no tiene muelle, amor y sin cuerpo
trastabillan las noctilucas si salgo a fumar
entonces me duele el aire de sólo entrar
a pesar de ser este Juan, tan escueto a veces
uno de cuerpo largo y fino, con olor a cebolla
en los dedos para siempre, rompen las olas
una detrás de otra para siempre también
de tanto romper forman mar y me pregunto
si de tanto querer formaremos montaña
una tarde de esas cuando la dulzura se astilla.
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