viernes, mayo 14, 2010

Tobogán

Si me paro en la punta y miro más allá
veo la iglesia de San Cayetano, la estación
a las personas que corren por Rivadavia
diciéndose palabras de amor y trabajo
las marquesinas inundadas de Liniers
juguetean con el plástico del pasado
manoseado entre las bolsas de Carrefour
que ruedan sin parar cuando corta Juan B Justo
amenaza con llover el mundo si me paro
en la punta más alta y me agarro del fierrito
curvo y enclenque, rojo y oxidado, mientras
un piso gelatinoso y celeste agita la mano
vestido con las migas que se te caen de la boca.

Ocurre que floto como aceituna en salmuera
cada vez que me regalás un tobogán.

5 comentarios:

Mer dijo...
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Mario Alvarez dijo...

Muy lindo

dani dijo...

capo

Anónimo dijo...

de mi plaza

Juan Francisco Gentile dijo...

siempre