jueves, mayo 06, 2010

Más cebollas

Golpeaba enana una puerta de vidrio
mientras dos adolescencias se inspeccionaban
había temblores porque el tren pasaba cerca
estábamos en Monte Grande a la hora de la siesta.

Transhumaban las carretas vendiendo verdura
gritando en altavoz oxidado la oferta del día
pero el campo nos daba más de los necesario
siempre que ella en su medio metro hablara.

Fue el crisol de razas
la madre purpúrea que me iba a olvidar
aunque ahora me dice que lucubra por ellas.

Papas como las del sur
no volví a oler desde que me fui cantando
sabiendo que una vida es cíclica, como cebollas.

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