martes, noviembre 13, 2007

Boulogne Sur Mer

Boulogne Sur Mer

Hay un pavimento que se desliza ahí abajo cuando lo habito a pasos longitudinalmente lentos, en los momentos en que el sol aún no se anima a dar la cara porque sabe que volvemos ebrios y felices a casa a acurrucarnos en el refugio antiatómico otra vez.

Un pavimento entre innumerables alfombras de brea.

Sólo ese es el que gira hacia atrás: Boulogne Sur Mer al cuatrocientos o quinientos, cuando es sábado de mañana y no hace frío ni calor, ni las aves urbanas violentan los tímpanos con sus chillidos injustificados desde todo punto de vista.

(Boulogne Sur Mer me hace acordar de Mercedes. De las dos. Cada vez que me traslado sobre su superficie son inevitables dos rostros cuatro senos dos pupos veinte dedos en definitiva un monstruito hermoso)

Es la negación de la muerte del barrio: en movimiento decidido.
Entretanto el Abasto se acerca como cuando era de vidrios rotos,

Como cuando era el coliseo del berretín y de los compadres de Valentín Gómez,
y habitábanlo millones de roedores con velas encendidas en tiempos en que nadie ,
al cuidado ritual del cuerpo de Luca.

Llegando a Corrientes... una caña. El tipo pidió una caña.
Me da verguenza reclamar mi vaso de leche fría.

Me alejo hacia Miserere porque el día ya cubre todo hasta mi interior.

2 comentarios:

f. m. dijo...

rocky, te digo que cada vez se pone mejor

escondés demasiado -quizás por culpa de la retórica puán- estos bellos textos

Las Benjamin dijo...

queremos ser tus favoritas!!!!