Sobre un muelle descascarado
cuya madera tizna mis piernas
divisadero del río gualeguay
más allá toda la tierra
sus quintas bañadas
de un rosado fresco
dos o tres barcazas
de siesta se mecen
casi imperceptiblemente
ante la visita de los pájaros
en un vuelo afiebrado contrastan
con cada suspiro que damos
el agua y yo, la tierra y todos
tan diminutos, tan integrados
en un enjambre de olor a pasto
con yuyos y juncos mezclado el aroma
abajo del muelle es barro atrás
es más agua marroncita y plata
una zona entre selva y delta
donde todo es húmedo, incluso
estas manos que escriben
del reposo y de la tarde
en el verano de puerto ruiz.
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