La tarde revienta entre mis manos
y una pincelada de fuego baila gris;
para volver primero hay que ir
aún sin saber dónde sin mirar atrás
porque en cada pájaro roto en silencio
estallaron plumas sobre el asfalto;
no quedan allí las templanzas duras
ni anudadas resuenan las cuerdas
una vez toda vez todavía un cuento
se dice de boca en boca, como el amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario