el invierno duró diez meses
llegaron los piojos
se rompió el calefón
los caños, con olor a podrido
llovió de lunes a jueves
(y los viernes, tampoco)
nunca levó el pan casero
y el café salió quemado
la bicicleta pinchó gomas
y cayó arrumbada en el óxido
nos olvidamos de escribir
no sabemos si va con belarga
o con vecorta o doblevé
cerraron industrias nacionales
y la jardinera ahora viaja
desde Francia, China o Taiwán
nos lesionamos los zancos
y no paró nunca la humedad
haciendo crujir los huesos
y pegajoso el fluir del mundo
la carambola no quiso nunca
ser ni estar, parecer ni semejar,
sólo nos limitamos a sobrevivir
sin preguntarnos ni recordar
lo que parecían raptos de alegría.
Dosmil dieciseis: rajá, turrito, rajá.
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