jueves, junio 11, 2015

Hola de nuevo

Hubo una época de mi vida
en la que escribía todos los días.

Me sentaba con la radio de fondo y frente
a una hoja en blanco me disponía a colocar
montículos de dinamita sobre cada obstáculo
emergido de las fauces de un león de mil cabezas.

Era una buena terapia.

Pero hace casi cinco años que no escribo nada
paré la olla, colé los fideos, rehogué cebolla
mientras, una parte de mí estaba como dormida
hibernando la larga siesta del oso polar.



No hay comentarios.: