viernes, agosto 08, 2008

Chacarera

La pócima que bebimos una tarde nublada a la mitad aparece desparramada sobre la superficie plumífera y horizontal del principio naufragante que baila en redondo eternamente.

No seamos estrechos, entonces, dama obscura y escalonada.
Sólo un ápice bastaría.
Un poco de lluvia y café, contra este frío áspero.

Combatir el canto inoportuno de las aves y el sol. Ser primerizos. Esfumar.
No dormir por algunas temporadas, y entonces recaer sucesivamente
tal vez sea un atinado analgésico para tanto despilfarre de aire denso.

Sólo un ápice bastaría para alargar el camino maltrecho,
y tornarlo luminoso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Volví, genio de todas las tinieblas y la claridad.

Besitos!