viernes, julio 11, 2008

Shoe

No lo vi jamás,
pero se que es un zapato.
Volador, de goma, cósmico, de charol, zapatófono y de lata.

No hay dudas de que se trata de un zapato
que se infla con toda la pulpa, con todo el aire de Channel
y las sábanas eléctricas que lo esconden.

Cuando suena esa cuerda floja,
es señal de la llegada de un gran zapato color pedo que palometea los harapos más hermosos y perfumados por la uva más dulce e hinchada que haya colgado de cualquier rama genéticamente inyectada sobre todo el universo infinito punto multicolor.

Un Zapato Infinito.

Nunca lo primerié
pero la música de los pasos in crescendo
configuran la constelación Zapato Infinito.

Che, zapato, no guerreemos,
seamos amigos.
Mi problema no es con vos, ni con tu suela podrida de zanjas nadar.

Sucede que mi mundo es cíclico.
Círculos concéntricos, como cebollas.

Mi problema es con el mundo cíclico,
zapato querido,
la puta que te parió.

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