lunes, septiembre 01, 2025

Fuera de la culpa 

y de la vigilancia: 

la distancia se angosta

con el murmullo de las voces

el aroma del café flota

¡y la ciudad que no para!

afuera es tan fuerte

adentro está todo vivo

                    volví a Buenos Aires.


No recuerdo

cuando fue que me fui.

Sí recuerdo ahora

cada segundo de mi vida.


Voy a retomar

donde dejé 

hace quince años

esta historia. 


Ser de Buenos Aires

como una forma del amor

de la pasión por las llamas

que arden dentro de las personas

una fuerza bohemia y poética

una pulsión por la conversa

cada mesa un campo de batalla

lo damos todo en la discusión

pero bajamos la guardia para recibir

si acontece una apertura de corazón.


La comida, la bebida, la música

la política, el cine, el amor

la literatura, el buen gusto

la intención de dar a todos todo

sin idealismos ingenuos, con puro acto

con fe en las personas y confianza en la calle

el espacio público como área divina

sin placards ni escondites, un ágora.


A cualquier lugar se llega caminando

y en ese caminar fluye la conciencia

aparecen los pensamientos y se aclara el panorama.


¡Esto es Buenos Aires, cariño! 

la tierra del encuentro

de los acontecimientos reales

cara a cara nos amamos y odiamos.


Nadie está prohibido acá 

todos venimos de todos lados

aunque a veces el ruido aturde

siempre hay una voz nueva que adorar.