Tuve un mal día
pero encontré por azar
dos cosas: una boca mestiza
y un libro de Juan Gelman.
Los llevo ahora como amuletos
hacia la patria de lo desconocido.
Tengo pies para irme
aunque quedarme quiera cada día.
Tengo manos para torcer
el destino es un garabato hostil.
Tengo palabras de fuego
y para qué existen sino para incendiar.
Entre mi dedos hundidos en la tierra húmeda
y los filamentos espesos de la luna violeta
existen todavía tantas espaldas, tanto vino
tanto amor escondido que caigo redondo.
Tuve un mal día pero
llevo el alma en la punta de la lengua
hoy que la laxitud es reina triste
la apasionada mixtura es revolucionaria.
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