Arde ese camino alistado para sulkys y carroajes:
Avenida Triunvirato.
La miro y veo al campo que surcaba abriendo paso
en la maleza.
Como si la ciudad fuera una intrusa en los pastos
Previyurkeros.
¡Arde mami, Madre Urquiza! ahora el caudillo es mujer,
y de cemento.
Ortuzea porque no queda otra si es de piedra la verdad,
o de arena.
Quema en los dedos Triunvirato y la mirada brilla más,
dame fuego.
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