Últimamente:
se me cruza un gato negro
todos los días.
Al menos una vez
y a veces muchas,
me acompaña un gato negro.
Por donde sea que camine,
aún en contextos muy extraños
se cruza un gato negro.
Al entrar al banco en microcentro,
Al subir a un subte bajo tierra,
En una manfestación contra Mauricio,
Si sobrevuelo en bicicleta una avenida,
O ayudo a una viejita a cruzar la calle,
Como espectador de títeres callejeros,
También al rondar lento la Agronomía,
Con tormenta ácida o sol del desierto,
Siempre cruza un gato negro.
Ahora espero
la caricia
de la famosa
mala suerte.
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