No estoy, vuelo:
tengo fuego en las manos
y resbalo como kamikaze.
Corazón satinado por un loco frenesí
que entró como hormiga al hormiguero.
Salí campeón de nuevo y doy la vuelta
en el hemisferio sur, para nunca más volver
al mismo lugar; me pican los pies de las ganas
me salgo jactancioso y pueril de la vaina
mientras curto mimos del mismísimo cielo.
Si estaba dormido, sedado, silenciado
es que fui acaparado por caracoles
y surtido de golpes que hicieron de mi piel
un cuero duro; más abajo del metal
y de la hojarasca
todavía hay un peluche.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario