Es primavera, y el llorar de las tipas
detona mi alegría húmeda, potaje blando
en derrame casual sobre Alvarez Thomas.
Es lo que soy, y no me arrepiento de todo.
Crepó la medialuna del silencio, anochecita
nomás; el ruido temprano saturó las clavijas
pero sobrevino una calma bulliciosa de vos
cuando una foto -algo hippie- se proyectó.
Hasta diez mil conté en grito peludo, flama
aturdida; el pestillo de mis recaudos en pausa.
Oscurelli y panzallena un marinero en bicicleta
fui esa noche en que sobre Abasto alunicé.
Cantame una canción de sofá cama, primavera;
afuera es todo aroma a jazmín dulce y triste
y no son horas de olvidarse en la calle el corazón.
Con un caldo de porvenir quiero hervir, hueso
flotante, y bañarme en esa savia de cielo y ciudad,
entregado de pleno coco a un deseo sinrazón.
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