con remera azul francia,
pantalones largos
y mochila al hombro
cruza la avenida
después de bajar
del 105.
No mira si vienen autos
o no,
Confía que nada malo
le va a pasar.
Luce enfrascado
en algún pensamiento,
aunque su gesto
no es grave.
Parece incluso ironizar,
casi reír, acerca de eso
que habita
transitoriamente
su mente.
Apura el paso
porque el otro semáforo
cambió y arranca el vendaval
de motores,
en segundos tronarán y
si tiene que haber escarmiento
lo habrá.
El señor da unos salititos
para subir el cordón
y raudo ingresa
en Mosaicos Saponara.
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