Existen maneras que no recordaba
las de remendar y echar raices, ponderando el gesto.
Por ejemplo: bajar la persiana cuando se hizo de día
para cuidar el descanso y dejar reposar
las palabras que de a borbotones pronunciamos
en la velocidad de la noche periférica.
El silencio del barrio como paño dispuesto
donde desparramar piezas de sentido entretanto
el desamparo se funde con el olvido para siempre.
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