Soy un tero tropical de la mañana,
deformado por el azar y ataviado en derredor;
un calígula espeso y tántrico con el fuego,
tan mineral que amasija; paso el peine
por los días y la pregunta por qué es todo esto
me asalta en la mirada: señuelo poderoso,
altanera esta orfandad bolacea hasta el cansancio,
planicie donde encontré un conchabo para saldar
mis deudas con el amor, una caja de sorpresas,
un traspié multicolor,
cuatrero en altamar:
qué plato.