Camina, estridente, un ruiseñor
sobre el borde del balcón
de mi vida.
Trastabillado amaneció:
canta doblado, desafina tan lindo
que despierta a toda la ciudad.
De un momento a otro,
pasan mil colectivos
cargados a tope de laburantes
somnolientos como California.
Alienados en sus celulares
rumbo al matadero van y yo
los veo pasar mientras él
ya voló hacia otro cielo.
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