domingo, febrero 28, 2010

Instrucciones para cientoventicuatro botellas de agua dulce

Te desenrosco los pies
te destapo las manos, y las lleno
de agua dulce de un río entrerriano que
en cientoveinticuatro botellas de uncuartolitro
guardo en la baulera del departamento de Avenida Córdoba
desde mil novecientos noventa y nueve.

Te entierro un ojal
en el medio de la flor, te desensillo
las piernas y las desando, dejando a la vera
de las rodillas mi vieja y toda carga de mula, en bolsos
de cuero negro percudido por las tormentas y los caminos terrosos
que me llevaron a las instrucciones.

Mientras apago y prendo
la espalda y te inflo con tabaco
las colas porque es lo que dice el papel
la preparación debe ser cuidadosa, tengo que hamacarte
las orejas y ser fino al desabotonarte la nariz levantando
todo el polvo que sea necesario.

Para corroer los engranajes
y darle al ambiente la humedad precisa
que te desenrosque los pies y te destape las manos,
encontrar el motivo por el que durante once años guardé
cientoveinticuatro botellas de agua dulce en la baulera estornudada
del edificio de Córdoba y Junín.

jueves, febrero 25, 2010

Breve nota de Uspallata

Chamuscada iba Teresa
apaciguando la cordillera
de entre las ropas amanecía
su caja llena de historias
me mostró tantas pócimas
tantos atajos, tantas vidas,
abanicos eclécticos de sal
y millones de líneas que
me dispuse a leer entre el frío
y la nieve del verano nocturno
en la altura de aquella Mendoza.

Había también un libro
repleto de sábanas y clichés
de todo lo que yo no
quería con ella ni
con nadie nunca más
entonces decidí leer solamente
aquello que no pinchaba
y así amé a Teresa
hasta el fin de los días.

miércoles, febrero 24, 2010

Para despegar un gusano del lado de adentro de la calavera

Para despegar un gusano del lado de adentro de la calavera
hay, por lo menos, tres maneras:
fijar la vista en la conjunción de pared y techo
desinflar el globo con helio adentro de la boca
o declararle amor al primer conductor cualquiera sea su sexo.

También se puede probar con silbar un D´arienzo a la madrugada
en algunas calles de Barracas, donde dicen que hubo casos
en que el gusano se deslizó sin vida y cayó por la botamanga
hasta chocar con las veredas para hacerse charco de lluvia.
Pero esta opción es de las menos comprobadas.

Sino, hay quienes afirman haberlo arrancado de sus mentes
frotando el papel de polietileno en que se envuelven las boletas
por los tobillos en ayunas una vez picados de mosquitos
entonces el gusano asoma los ojos por una oreja y una pinza
de depilar o picoloro termina el trabajo. Pero es peligroso.

Para deshacer al gusano de la calavera, del lado de adentro,
no hay como desvanecerse ante las materias más elementales
como son el chirlo en la cola, la lambida de lóbulos,
las manchas de vino en la ropa, una pantalla en la sabiola del perro,
que es lo mismo que
fijar la vista en la conjunción de pared y techo
desinflar el globo con helio adentro de la boca
o declararle amor al primer conductor cualquiera sea su sexo.

martes, febrero 16, 2010

Eleonora en el estanque

Estaría sentada en el borde del agua estancada por los meses de sequía
mirando volar los insectos, la mente pendulando de una nube imaginaria
expresada en un incipiente hilo de saliva en su boca y en las ropas
que su madre vieja y flaca y toscamente conservadora le haría vestir
porque una chica con veinte años no puede, porque una chica
con sus problemas no puede de nacimiento despertar pensamientos
en los hombres de la zona que están todos enfermos de hambre y odio
Asesinaría cada madera del muelle roto desde el que se escaparía
con esos ojos oscuros y mentolados que parecerían de telgopor y témpera
Tres dedos que no habrán sufrido el designio se moverían en círculos
estirarían el hilo transparente que tornaría círculo oscuro en su vestido
y más oscuro aún con el rumor de los pasos del casero santiagueño
que con chacareras la pondría a bailar en una fiesta secreta bajo techo de paja
en una casilla alejada del casco de la finca que no sería de ella ni de él
pero todos dormirían la siesta porque el sol ya sería sequía
partiría las cabelleras oscuras de todos los que trabajan los campos
y haría despertar a todos los abanicos de la provincia de Buenos Aires
moviéndose en manos blancas de uñas aburridas, agitando las tinturas,
nadie iría al ranchito ni al estanque ni al muelle porque en verdad
a nadie le importaría ni lo más mínimo de su pequeña ración de atención
más allá de sí lo que estaría haciendo la pobrecita de Eleonora que nació mal
parida si Mariana no cortara osobuco en Yuquerí,
entre desinfectante y reses con la cabezas que ya no están hacia abajo pendulando.

viernes, febrero 12, 2010

Tigres en la sopa

Un momento definido por dos manzanas que equidistan
en el que la zona se torna ambiente que gotea
espaciado, lento, constistentes gotas de existencia
planean las tardes que toman formas de tregua
agazapada en unos placards como paréntesis
como es una bicicleta, como fue una red de caza
antes, cuando todavía no había alfombras para volar
e indefinidamente yo buscaba entrecerrado, sobre puntos transparentes
cuando no salpicaba el vértigo ni había tigres en la sopa
cuando el plástico bañaba tantas espaldas tatuadas con una estrella
cada una,
cada espalda,
cada tigre,
cada sopa,
cada estrella,
cada placard,
cada momento equidistante entre manzanas con la mitad de la piel
curtida por los pelapapas hospitalarios que improvisaba en Monte Grande
Sin saber que eran mentiritas piadosas, los pellizcones del entresueño,
para una vuelta al planeta de la velocidad, y en la mano un aerosol naranja
pintaba un símbolo parecido a una pelota de básquet, pero ni siquiera,
era el símbolo de la fragua, el sello de un sendero estrecho y terroso,
espejismos creados por la herencia de siglos de eso que llamaron progreso.
Mientras hoy podemos flotar esclarecidos porque ya no importa más nada
uno atrás de otro que gotean de la canilla los posibles futuros como diapositivas
dibujando en la pared de ladrillos mil espaldas estrelladas mientras te busco
en cada tigre,
cada sopa,
cada estrella,
cada placard,
cada espalda,
cada una.

miércoles, febrero 10, 2010

Canción para Mini

Ella no lo sabe
pero agiganta cada palabra coloquial con las mejores flechas
suelta tormentas de confianza en el futuro, aprisiona heridas
embadurnándolas con el merthiolate de los corazones de buena madera
y filetea lo cotidiano porque tiene el don de escribir palabras
con piezas de todo lo que te pasa y te pasó y no sabes que te pasa
mientras lanza carcajadas ácidas tan dulces que no quedan dudas
que se merece la mejor felicidad, la alegría de todos los futuros
se merece no cruzarse nunca más con partículas oscuras que no saben verla.
Como toda poeta maldita endulzada por los fantasmas de la psicosis
atraviesa puentes sobre lava, se zambulle, bucea allí donde todos huyen
para jamás agazaparse, siempre ir al frente, tiene en la boca el mejor consejo
que es sincerar las voluntades, musicalizar los miedos, untar de mañanas.

Ella no lo sabe
pero es tan buena para perderse con lo que tan poca pena vale
porque acumulan cruces y sigue al pie como le bulle la sangre
se inquieta al ver que con tanta liviandad pasan los días sin que les pase nada
reconoce que asiste a un enfrentamiento de clases que todo lo atraviesa
no sabe cuán valiente es ni cuántas palabras lanza cada una de sus palabras
pero la esperan los mejores banquetes, los neones más brillantes,
tanto cine tanto borde tanta zona para pilotines mientras le van a sobrar las historias
sólo porque le sobran las manos para sobrarle letras que le sobran palabras
es un tren de hermandad y no lo oculta, lo pasea arriba de los tapetes, la seducen los espejismos

en sus ojos de muchacha de su casa y de la calle baila cumbia y sabe caretearla cuando está con caretas aunque extraña la grasita que allá en Mataderos caminó las veredas de su vida en busca de un amor de veras.


Ella no lo sabe

Pero yo la quiero porque intuye de qué se trata todo esto,

con una sabiduría de toneladas comprimidas en un metro y medio

que desata en dosis de rocanrol realista.

martes, febrero 02, 2010

Lluvia

Va a llover.
Tan fuerte como gritan los perros allá afuera.
Lluvia de gotas anchas como conchas rechonchas, aguacero
de fina punzación contra la carpeta asfáltica de baires
merodea todo el vapor de una historia que está por venir.

Va a llover.
Todos lo pensamos algún día y empezó la canción
arrojada al barro seco por precaución y zozobra
para que al pasto vivo del río no le sobre artificialidad.

Deberíamos vivir sobre el río,
para saber aún con más exactitud cuando va a llover
y así combatir el dengue, descacharrizar la existencia
juntando latas oxidadas que ya no sirven ni pal aka.

Mearlas.
Agitar una fainá del deseo para que se vayan todos
los fantasmas que habitaron los cacharros abollados
por una historia que estaba por venir y nunca vino.

Robarla.
O recuperarla de sus ladrones porque la historia
está en movimiento y es vapor de lluvia que flota
torba sobre los pedazos de la vida con forma de panes.

Deberíamos amasar panes
Agregándole glicinas violetas, chubascos y mucha médula
unas lluvias que son panes que son vidas trepando medianeras
cuando la bola de fuego se hace roja a las espaladas porque sabe.

Que va a llover.