martes, marzo 17, 2009

Recordatorio

Soñé, otra vez, que te besaba. Un año, o más, o menos, después.
Pero esta vez me besabas vos. Y ya no tenías el pecado enredado.
Esta vez era permitido. O mucho más. Esta vez besarnos era una obligación.
Un castigo divino. Un mandato familiar. Un destino infranqueable.

Una casa vieja con patio, unos perros y gatos, sexo matutino y vespertino, buen morfi, vino tinto, quizás unos hijos, vecinos simpáticos, un barrio tranquilo, promesa de amor eterno.

Espera en algún barrio del sur de la ciudad,
para cuando tengas ganas de volver.

viernes, marzo 13, 2009

El primer paso del alfarero

Hace años jugué una larga y frondoza apuesta con los santos boricúas:
si perdía, me debería convertir en un eterno alfarero.
Nunca supe el resultado de la contienda emplazada por la mediación de un azar místico,
pero asumí la derrota porque así lo dictó mi espíritu envuelto en una energía deslumbrante.

Puse un mantel de aguayo, entonces,
sobre la mesa que había oficiado de campo de juego
aquella noche en que, desde la calle Don Bosco,
los diablos negros rompieron el yeso,
comenzaron a caminar displicentes hacia Yrigoyen,
y finalmente presionaron la música que anunció su llegada.
Preparé las vasijas con todo lo que deben contener,
seguí a rajatabla la servilleta engrasada de papafrita
donde dejaron sus instrucciones.

Dije las oraciones en un dialecto que nunca había pronunciado, y entonces hice la promesa: "Seré un alfarero".

He cumplido con el primer paso.

Pero, señores de trajes rojos, me concederán esta displicencia:
durante aquella velada nunca hablamos de materias primas.

domingo, marzo 01, 2009

Disculpe...

¿Si agarro un pincel e invento mapas que nos llevan al triunfo?
Los multiplicaría en cada paso, los fotocopiaría por infinito.